Más de una vez oscilamos entre el llanto y la risa, las ganas de abandonar y la prisa de terminar.
¿Quién nos puso a cuidar un terreno en el medio de la nada con frío, a salir a vender rifas golpeando puertas, a pintar muros y levantar banderas a pesar del sol, a pesar de las otras obligaciones? ¿Quien no tuvo un «pico de presión» en el medio de una asamblea, un corte, un esguince, un plantón esperando al resto?
Cuantas veces no nos cierran los números, se nos terminan los plazos, se nos tapan los desagües y ese vecino que requiere atención como si fuera un bebé. Somos cooperativistas.
Los hijos de la nada. Todos y todas empezaron con la madeja de nuestras necesidades y terminamos tejiendo una
formidable red que nos contiene, nos alienta, nos amanece cada día.
Ser cooperativista es sufrir, es sacrificio, es un camino que sabemos dónde empieza pero que jamás termina.
Nacimos entre cuatro chapas y unos puntales, otros en una fábrica abandonada, algunos en el medio del campo, en la empresa cerrada, en la necesidad del pan y del futuro.
Nos tienen miedo, nos tienen desconfianza, nos miran de reojo. El sistema enseña que solo triunfa el que supera a su par, el que pisa cabezas, el sumiso, el tranquilo.
Nosotros no somos así, aprendimos a hacer de la rebeldía nuestra causa, la rabia nuestro motor y nuestros sueños el alimento de la marcha.
El cooperativismo es un camino, un largo abrazo en el que todos los días vamos aprendiendo a cambiar los valores que nos inculcaron y formamos nuevas miradas sobre el mundo.
Somos una fuerza arisca que desata la estima, la comprensión de nuestra real dimensión social y política como trabajadores y trabajadoras.
Todos los días debemos ser mejores, más fraternos, más solidarios, más igualitarios, esa es la única forma de permanecer y crecer.
No hay otra: ser más y mejores cada día, ese es el secreto. Y nos gusta! Por eso somos cooperativistas.
Hemos encontrado que la vida anterior, individualista, sumisa, conformista no es si no, un estado no avanzado de la sociedad, que este modelo asociativo y cargado de valores es el único camino de lograr otro mundo posible , el que queremos, el que construimos! .-
Palabras escritas y compartidas por nuestros compañeros de Coop Nuestro Techo